Deuda Flotante

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Como ya sabemos, una deuda es la obligación que alguien tiene de pagar o reintegrar algo a otra persona. Comprendido este concepto, una deuda flotante se caracteriza por ser un tipo de obligación que aumenta o disminuye en base a un punto de referencia.

Las deudas flotantes tendrán una tasa de interés que se ajustará a través del tiempo. No obstante, generalmente tienen un tope y un suelo en cuanto a las variaciones ajustables según los movimientos de los tipos de referencia.

Si tenemos un tope donde nos sentimos realmente cómodos, una deuda flotante es ideal para usted, ya que el interés se ajustará periódicamente y puede estar dentro de su presupuesto en cuanto a los aumentos, o llevarse un beneficio extra con un descenso de la tasa.

De manera que, la deuda flotante en términos macroeconómicos y a nivel país, es el tipo de deuda emitida por el Tesoro con la finalidad de salvaguardar las diferencias o diferimientos entre los vencimientos de créditos activos y pasivos, y generalmente son a corto plazo.

De todas formas si usted tiene la posibilidad de contratar una de estas deudas, es recomendable hacerlo si posee datos e información cerca de una futura baja en los tipos de interés, para poder reajustar su pasivo a una mejor condición. Si no ocurre de esta manera, nuestro consejo es contraer siempre deudas a interés fijo.

Un ejemplo de lo que sucede con la deuda flotante viene del Fondo Monetario Internacional (FMI) que en 2012 ha salido a recomendar un conjunto de 6 medidas al Gobierno de Guatemala para frenar el aumento de la deuda flotante. Medidas como: endurecer las leyes que castiguen a funcionarios que no cumplan con las reglas presupuestarias, además de aplicar una serie de medidas que refuercen los controles administrativos.

Para poder contener la deuda flotante, primero hay que decir que existiendo dos tipos de deuda y son las que quedan pendientes cuando cierra el ejercicio fiscal. Una de ellas es la deuda contractual ejecutada con los planes multianuales y la deuda que se contrata sin que medie un respaldo financiero.

Respecto a la primera deuda se debe elevar el nivel de flexibilidad del presupuesto, además del fijar una reserva de contingencia acompañada de un fondo de emergencia que permita cubrir los gastos imprevistos que pudieran surgir.

Además de una mejora sobre el control de ejecución del presupuesto y tener muy en cuenta al registro de los gastos y obligaciones acumulados y claro  los pagos efectuados y por otro lado buscar una mejora en la gestión de efectivo y liquidez, entre ellos el crecimiento de la cobertura de cuenta única del Tesoro, además de lograr una mejora en la coordinación con unidades de gasto.

Otro paso es el de eliminar los contratos firmados bajo ley antigua de adquisiciones, además de quitar pero de forma gradual el papel que cumplen los fondos fiduciarios en cuanto a la ejecución del presupuesto.

Para la segunda tipo de deuda, una de las medidas deben endurecer la legislación y los controles administrativos. Además de hacer mas fuertes a las sanciones que van contra los funcionarios públicos que falten a la ley cuando estos contraten deuda que no cuente con el debido respaldo financiero.

También existe el efecto negativo si no se cuenta con una cantidad real de la deuda flotante. Así la deuda flotante puede venir se anteriores gobiernos y no de uno reciente, y cuando se da un aumento de esta puede deberse por ejemplo a algún tipo de desastre natural.

Por lo que se puede concluir en cuanto al gasto público es uno de los que echa a andar a la economía, cuando se gasta por de más crecerá el impulso a la economía, y como es de esperarse se da al revés.

Si se enumeran las dificultades al no existir un monto real y en cuanto a lo macroeconómico, se registra en cuanto a la información de cuentas fiscales, notándose que el impulso fiscal, no despierta suficiente confianza.

 

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