Invertir en materias primas

Si en un ejercicio de simplificación muy amplio, tuviéramos que elegir para explicar a alguien que desea construir su primera cartera de inversión, cuáles son los activos más presentes en las carteras medias, lógicamente, dentro de ese ejercicio de simplificación, citaríamos los bonos y las acciones.

Sin embargo, cuando comenzáramos a profundizar un poco más, en esa explicación debiéramos incluir el hecho de la búsqueda de la introducción, en la construcción de la cartera, de otro tipo de activos que permitan o bien aumentan las posibilidades de rendimiento o bien aumentar la seguridad de nuestra cartera a través de reducir la volatilidad.

MAterias primas
Y precisamente en este punto justo, en el de un activo que por un lado puede aportar rendimiento y por otro mejorar los niveles de volatilidad de nuestra cartera, las materias primas en los últimos años han sido probablemente los activos mejor considerados, o cuando menos que mayor interés medio han generado.

Sin embargo a la hora de acercarnos a las materias primas como objeto sensible de participar en nuestras carteras de inversión, hay que tener en cuenta una serie de cuestiones que resultan ciertamente importantes.

La primera de ellas es que, a pesar de que efectivamente la materia prima puede convertirse en una tercera vía de optimización de nuestra cartera excelente, en unión de las acciones y bonos, estamos hablando de que independientemente del gran potencial que presentan ( del que queda muestra clara en los retornos históricos generados) estamos ante un modelo de inversión complejo y de riesgo, y que, probablemente, de manera comparativa con otro tipo de elementos objeto de inversión, sea menos accesible para el usuario de a pie.

Acercándonos a las materias primas

Podríamos acercarnos a las materias primas a través de dos modelos de catalogación, en este caso vamos a reflejar los dos para una mejor comprensión de lo que pueden abarcar.

El primero de ellos sería el que divide las materias primas en las llamadas blandas y duras.

Las materias primas blandas serían aquellas que vienen a presentarse en forma de cultivos (plantas o árboles) mientras que las materias primas duras serían aquellas que tienen que ver esos procesos de obtención con la extracción del suelo, de esta manera nos encontraríamos con una buena parte de las producciones agrícolas, pero también con los minerales, y los derivados del petróleo.

Otra catalogación, más precisa por cuanto centra más a las materias primas en torno a conceptos determinados, sería la que agrupa estos activos en función de características similares.

Aquí encontraríamos hasta seis segmentos o familias, entre las encontraremos desde los metales industriales, hasta los metales preciosos, pasando por productos agrícolasganaderíaenergía (incluyendo el petróleo y derivados) y perecederos (donde podemos encontrar materias primas que también pueden asociarse a productos agrícolas como puede ser el algodón, el cacao o el zumo de naranja).

¿Me interesa incorporar materias primas a la cartera de inversiones?

Como respuesta a esta pregunta, la mejor respuesta que se nos ocurre es que si lo que tratamos es de minimizar el impacto de la volatilidad del resto de nuestra cartera de inversiones compuesta por acciones y bonos, la materia prima como activo puede ser una buena elección a la hora de diversificar.

Es una evidencia que por su propio comportamiento, ajeno en la mayoría de las ocasiones a los movimientos de los citados bonos o acciones, lo que puede suponer un colchón que minimice la volatilidad de estos.

Sin embargo, se puede tener la percepción de que, al tratarse de activos que no van a presentar asociados movimientos de efectivo sobre el propio activo, lo que estamos haciendo es generar una barrera hipotética que no genere rendimiento, más allá de la supuesta protección contra la volatilidad.

Lo cierto es que no tenemos que despreciar los movimientos históricos de la materia prima, en los que vamos advertir que la posibilidad de protección contra la volatilidad y aportación de rendimiento, se encuentran presentes en conjunto.

¿Cómo invierto en materias primas?

Salvando la opción tradicional e histórica de la compra y almacenamiento físico de las materias primas, algo sobre lo que obviamente no estamos hablando en este artículo, las opciones más realistas para la inversión en materia prima las podemos encontrar repartidas en dos posibilidades (dentro de las cuales encontraremos más opciones).

La inversión a través de contratos de futuros, en las que apostaremos por la evolución de los precios de las materias primas, en un proceso de inversión relativamente simple, pero, del que no debemos olvidar, nos aporta el riesgo de la evolución de los precios, en la que no sólo hay que tener en cuenta los movimientos de los precios inmediatos, sino también de las tasas de interés y las curvas de futuros.

La inversión a través de acciones, aquí vamos a encontrar una gran amplitud ya que, no solamente estamos hablando de la participación directa en empresas relacionadas con la producción de las materias primas, sino también de la posibilidad de participar a través de ETCs ya no sólo de una opción individual, sino también global o por sector, ampliando mucho más el rango de inversión.

 

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