Ley de Segunda Oportunidad: qué es, requisitos, beneficios y alcance

Cuando se tienen problemas económicos y no se pueden pagar los compromisos, hay que buscar soluciones efectivas para tratar de solventarlos. Una de estas es la Ley de Segunda Oportunidad, a la que se puede recurrir para llegar a cómodos acuerdos de pago con los acreedores o, incluso, exigir la exoneración total de la deuda, dependiendo de la situación que se presente.

A veces se tienen que afrontar situaciones económicas difíciles que imposibilitan cumplir con los compromisos adquiridos y las deudas se acumulan hasta el punto de llegar a una inconveniente situación de impago. Cuando esto sucede, la única solución es apegarse a la Ley de Segunda Oportunidad, con la que se puede resolver la situación, para bien de las partes involucradas.

Esta ley es un mecanismo legal que entró en vigencia en España el 28 de julio de 2015, con la que particulares y autónomos pueden convenir facilidades de pago con sus acreedores para solventar las deudas contraídas que no hayan podido pagar oportunamente.

Incluso, cuando no haya posibilidad alguna de pago inmediato y el acreedor no acepte convenios ni soluciones de pago, el deudor puede solicitar la condonación total del compromiso adquirido.

El propósito de esta ley consiste en brindar, como su nombre indica, una segunda oportunidad a los deudores que por circunstancias ajenas a su voluntad no hayan podido pagar sus deudas a tiempo, pero que están dispuestos a resolver esto con el debido tiempo extendido y en cuotas favorables.

De esta manera el acreedor podrá recuperar su inversión y el deudor solventará su compromiso para poder seguir avanzando en su negocio sin problemas, ni registros negativos  que puedan afectar a su reputación ni  a su desempeño económico.

Requisitos para acogerse a esta ley 

Como cualquier procedimiento legal, se deben cumplir una serie de requisitos esenciales para poder apegarse a esta ley, a saber:

  • La deuda no debe ser mayor de 5.000.000 euros.
  • Ser deudor de buena fe, esto significa que el deudor tenga realmente la intención de pagar lo adeudado, de forma que no haya podido hacerlo en los tiempos convenidos.
  • Haber intentado acciones previas para tratar de llegar a acuerdos extrajudiciales con los acreedores.
  • No formar parte de un concurso de acreedores.
  • No ser culpable de delitos económicos contra la Hacienda Pública, los derechos de los trabajadores, Patrimonio o Seguridad Social en los últimos 10 años.
  • No haber recurrido a la misma ley en los últimos 5 años.

Procedimiento para solicitar la Ley de Segunda Oportunidad

Para iniciar el proceso de solicitud, el requerimiento debe hacerse ante un notario, quien levantará el acta con el que se realizará el documento con toda la información para impulsar el procedimiento. 

En el documento se deben colocar los siguientes datos:

  • Identificación del deudor y situación profesional, laboral y familiar.
  • Importe total de la deuda y patrimonio de lo que se dispone.
  • Causa y situación de la insolvencia.
  • Documentos de todos los bienes del deudor.
  • Listado de acreedores, singularidades de las deudas pendientes y el impacto que ocasiona a los mismos.

Una vez elaborado el documento con la correspondiente información, se designa un mediador concursal para empezar las actuaciones judiciales y extrajudiciales. Este tipo de procesos se puede extender entre 6 meses y un año.

Para ejecutar todas las acciones que se deben realizar, lo más recomendable es buscar el apoyo de empresas especialistas en el área que ayuden a elaborar el documento de propuesta de pago para presentarla a los acreedores, y en nombre de su representado, hacer las correspondientes negociaciones.

En caso de que los acreedores no acepten la propuesta, entonces se deberá iniciar la parte judicial para que el juez conozca del caso y ordene la exoneración total de la deuda.

En todo caso, la Ley de Segunda Oportunidad es un excelente instrumento legal que permite a deudores de buena fe, ponerse al día con sus compromisos y con sus respectivos acreedores, de manera legal, sencilla y práctica, para bien de ambas partes. 

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