Elementos básicos a la hora de solicitar una traducción jurada

Las traducciones juradas son el canal que se ha creado para permitir que los documentos de cierta naturaleza, puedan ser traducidos y utilizados en un país con otro idioma. A propósito de esto, hay muchas cosas de las que estar pendiente y aquí queremos descifrar todas ellas al detalle.

Las traducciones juradas son documentos legales que han sido trasladados de un idioma a otro y cuyas características permiten que el documento traducido pueda ser presentado ante un organismo oficial del país de destino, manteniendo sus características originales, sin añadiduras.

Este tipo de procedimientos tienen un carácter muy delicado debido a que manejan datos muy importantes y necesitan suficiente precisión en los mensajes. Es por ello que sólo están autorizados para cumplir dicha función los traductores jurados en JTI.

Lo primero es saber que estos profesionales están debidamente aprobados por el Ministerio de Asuntos Exteriores, quienes a propósito de validar su gestión, confieren un registro específico que constará en cada documento que el traductor haya redactado para su uso.

De esta forma, a pie de cada documento, se dispondrá de un espacio destinado al sello del traductor y el cual debe contener los siguientes datos: nombres y apellidos del traductor, el idioma para el cual está facultado y el número de colegiado.

Una de las cualidades que posee este tipo de traducciones es que el material generado ha de contener, con exactitud, todo lo dispuesto en el original. De esta forma, incluso lo que el documento lleva a mano, las firmas y sellos, deben aparecer reflejadas en el ejemplar traducido.

La validez de un documento traducido de forma jurada

Estos documentos, para tener validez, deben ser presentados en formato físico, aún cuando muchas empresas facilitan una versión escaneada como simple respaldo o para almacenar en una biblioteca virtual, éstos pueden, en algún momento, servir para adelantar algún trámite pero no como respaldo suficiente.

No obstante, es importante destacar que con el sello del traductor ya se le da la validez legal necesaria, por lo que no hace falta que la impresión se realice en papel timbrado, a menos que las leyes de determinado país así lo expresen como requisito fundamental. Se puede decir que el papel que cumple un traductor jurado es similar al que hace un notario para darle validez a un documento.

Justamente, ese sello es lo que hace una diferencia elemental con las demás traducción simples. Por ejemplo, imagina que te mudas de España a Emiratos Árabes Unidos y para realizar la inscripción de tus hijos en un colegio necesitas la partida de nacimiento traducida.

Pues bien, sería muy fácil encontrar un traductor árabe que te haga el trabajo y listo. Pero al ser éste un documento oficial, revestido de valor oficial y legal, esta traducción no sería válida. Para ello, lo que necesitas es un traductor jurado, pues es él quien asegurará que lo referido es fiel y exacto respecto al contenido del original, pero además, permitirá que el colegio pueda procesar el trámite con una documentación ajustada a sus disposiciones legales.

Un caso similar aplicaría en caso de que un extranjero desee hacer lo propio en nuestro país. A propósito de esto, se hace entonces conveniente referir que los documentos que se hacen más comunes de trabajar a través de traductores jurados son los siguientes:

 

  • Registros y demás elementos constitutivos de empresas y filiales.
  • Documentación profesional que acredite un grado académico.
  • Recetas y otros documentos de carácter médico.
  • Valoración de antecedentes penales.
  • Documentación personal para avanzar en actos de naturalización.
  • Poderes notariales de distinta naturaleza.
  • Documentos inherentes a la identidad, como partidas de nacimiento, matrimonio o certificado de defunción.
  • Testamentos.
  • Permisos de residencia.

La idoneidad del traductor jurado

Todo lo que compete al acto de realizar traducciones juradas, va en función a lo dispuesto en el Reglamento de la Oficina de Interpretación de Lenguas del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Es justo ahí donde se establecen todos los requisitos y el procedimiento que debe seguir una persona que desee alcanzar la titulación como traductor o intérprete jurado oficial.

Lo primero es saber que la acreditación que realiza este Ministerio pasa por una serie de exámenes que son ejecutados una vez al año, por lo que quienes deseen formar parte de la base de datos de los traductores jurados deberán estar muy atentos a la convocatoria.

Para poder participar, es necesario que el postulado sea mayor de edad, posea un título español o extranjero homologado de grado, y ser español de nacimiento o de cualquier otro Estado de la Unión Europea o del Espacio Económico Europeo.

Aunque muchas personas quizás cumplan con el requisito 1 y el 3, vemos que la necesidad de un título de grado le ofrece un carácter de mayor profesionalización al trabajo. El caso es que no es necesario que esta titulación sea en idiomas o carreras afines, puede ser en cualquier otra área.

En este sentido, la misma ley describe que los documentos que han sido trabajados por traductores jurados ya cuentan con la legalidad pertinente y sólo serán revisados por el personal del propio Ministerio, en caso de que una autoridad competente así lo solicite.

Otro dato relevante es conocer que los precios establecidos por honorarios no son fijados por este organismo, de forma que cada traductor es libre de solicitar a quien lo contrate, el importe que considere pertinente para atender a su necesidad. En vista de ello, siempre es mejor revisar, no sólo lo barato que pueda ser un servicio, sino también la calidad con que se presente el mismo.

El origen en el conocimiento de un idioma puede ser de distinta naturaleza, ya sea que la persona tenga una formación en dos lenguas en su hogar, haya vivido por muchos años en otro país o se haya formado individualmente. Lo que importa, en todo caso, es que sea capaz de aprobar todos los exámenes organizados por el Ministerio, y que suelen incluir pruebas orales y escritas, con distintos niveles de dificultad.

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