
¿Le extraña que se siga hablando de
déficit de tarifa mientras sistemáticamente el
recibo de la luz aumenta su precio? Normal que le extrañe, sin embargo esto sigue ocurriendo, vamos a tratar de arrojar un poco de luz (permitan la broma) sobre el particular.
Lo primero que tenemos que hacer es
definir qué es déficit de tarifa, en este caso aplicado a la
electricidad, lo entenderemos como la diferencia que se genera cuando los ingresos de la
comercialización de la electricidad resultan menores que los costes de producción y distribución de la misma.
En esencia, si preguntáramos a la
patronal del sector eléctrico, la respuesta a los motivos por los que se sigue presentado déficit de tarifa,dicha respuesta, que es la que viven dando desde hace tiempo, sería que las
grandes empresas eléctricas poco tienen que ver con ese déficit, que se le atribuye directamente a las
energías limpias, a las que se consideran culpables de la extensión del déficit.
Este argumento, que ha derivado de algún modo en una
serie de acciones duras contra las energías limpias (véase el ejemplo de las quitas propuestas para las instalaciones fotovoltaicas) choca de plano con un panorama en el que, por ejemplo,
las grandes eléctricas ha multiplicado las retribuciones que perciben del estado, que con respecto por ejemplo los datos de 2012 aumentan cerca de un 40% en seis años, coincidentes con la crisis, en los que, curiosamente, a pesar de las grandes
inversiones fallidas de las grandes del sector, los resultados conjuntos han ido presentando cifras de beneficios antes de impuestos siempre crecientes.
En definitiva la cuestión es ciertamente complicada. Va a depender mucho de la posición de cada opinión, ya que, como hemos dicho la parte que parece más débil en este asunto, las
instalaciones fotovoltáicas por ejemplo, no parece que contribuyan de manera tan total al hecho del déficit de tarifa, pero sin embargo, de momento las energías limpias son a las que se endosa el sambenito de la culpa, lo cual dicho sea de paso, no le viene muy mal a las grandes eléctricas, que pueden aumentar sus precios mientras la posible competencia pasa verdaderamente por apuros.
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