La retórica de salvación del MEDE.

El MEDE será noticia una vez sea efectuada la ayuda a España y a Italia.
Para guiarnos poco a poco, podríamos decir que es un individuo ajeno, tanto al ámbito liberal como al ámbito público estatal.
El devenir de la vida financiera europea es su tan preciada consecuencia, como todo el Tratado de la UE, es un acuerdo entre Estados y está sometido a auditorías, al acuerdo entre sus partes para tomar decisiones y al Tribunal de Justicia de la UE.
Por otro lado, su actuación se circunscribe a conceder préstamos a Estados miembros en búsqueda de la estabilidad financiera de la UE y su capital es de 700.000M€, basado en un endeudamiento de los países según criterios de proporcionalidad de población y capacidad económica. Concretamente la aportación española es de 83.326 millones de euros, lo que correspondería a 1.767 € por habitante.

En definitiva, es como un banco de Estados para Estados, algo similar al FMI, pero con una condición pusilánime, y es que sean los propios Estados los que pidan prestado, los que prestan y los que ponen condiciones. Su legitimidad democrática es la misma que la de la Unión Europea en su conjunto (un acuerdo entre Estados ratificado en los Parlamentos nacionales). Voy a destacar un artículo del MEDE, que a mi parecer, despeja algunas dudas de para qué sirve y sus fundamentos jurídicos:

«El 25 de marzo de 2011, el Consejo Europeo adoptó la Decisión 2011/199/UE que modifica el artículo 136 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea en relación con un mecanismo de estabilidad para los Estados miembros cuya moneda es el euro1 que añade el apartado siguiente al artículo 136: «Los Estados miembros cuya moneda es el euro podrán establecer un mecanismo de estabilidad que se activará cuando sea indispensable para salvaguardar la estabilidad de la zona del euro en su conjunto. La concesión de toda ayuda financiera necesaria con arreglo al mecanismo se supeditará a condiciones estrictas.».

Uno puede sostener que un banco aprobado por la UE (con un capital limitado) es perjudicial, pero colocar el riesgo a su aval supone hacer lo mismo con toda la UE, que estaría fundamentada en el mismo ratio de participación, sea cual fuere el beneficiario. Con esto me refiero, si el mecanismo se tuerce, los perjudicados serán tanto el norte de Europa como el sur. Los artículos extraídos tienen que ver con la protección del mecanismo frente a actuaciones particulares o normativas nacionales, leídos junto con todo el tratado no resultan tan llamativos. Me parece una exageración, con todos mis respetos, ya que cualquier préstamo entre países tendrá similares condiciones. Creo que quedará mucho más claro con esta imagen.

Otra vuelta de tuerca sería la tan preciada y olvidada soberanía nacional, ahora que tanto se habla de un rescate ad hoc. Pero, ¿a esto se le puede llamar soberanía?
Bruselas quiere acelerar el paso hacia una unión económica y fiscal y ya está poniendo los cimientos de un futuro super-ministerio de Economía de la zona euro. De momento, los países del área económica común han recibido un borrador con una propuesta del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy: hacer vinculantes las recomendaciones de la Comisión Europea para cada país. Los actores del mercado, en particular, y la ciudadanía, en general, desconoce estos asuntos de máxima gravedad y, por ello, de máximo interés.

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