La amenaza de la deflación

Cuando la pasada semana el Banco Central Europeo mantenía los tipos de interés en el mínimo histórico del 0,25%, aumentaban los comentarios y rumores sobre la amenaza de la deflación. ¿Hasta qué punto debemos preocuparnos?

A díade hoy prácticamente todos los analistas económicos dan como fecha límite para una revisión de los tipos de interés el próximo mes de junio, algo que parece también haber asumido el propio BCE. ¿Era realmente seria la amenaza de deflación?

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La deflación

Aunque no se puede ajustar completamente a la definición, si podemos decir que en buena medida la deflación es la figura económica situada en el vértice contrario a la inflación.

Por tanto, en esta primera definición, podríamos decir que una caída global del precio tanto de los bienes como de los servicios en una economía es el comienzo de la deflación, que se corrobora cuando esta bajada generalizada de los precios se mantiene durante un periodo de tiempo (dos trimestres)

¿Cómo se genera la deflación?

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Existen matices sutiles que conducen a un proceso deflacionario, sin embargo, simplificando, podríamos decir que la caída del consumo o la demanda motivada por un período de superproducción o en el punto contrario simplemente por una escasez de demanda se encuentra en el citado origen práctico de la deflación, ya que conduce a una revisión a la baja de los precios.

En un proceso deflacionario de manual a lo anterior se añadiría la reticencia del consumidor integrado en una espiral de bajada de precios que espera mayores rebajas antes del consumo.

Existe una cierta tendencia a identificar la deflación con la desinflación, en una interpretación errónea. Mientras que la deflación es el retroceso generalizado de los precios, en un proceso de desinflación el precio de los bienes y los servicios se ralentiza pero no disminuye, avanzando a menor velocidad.

¿Existe una amenaza real de deflación?

Realmente llevamos meses con una espiral creciente de temor a un proceso deflacionario. Lo cierto es que los datos de los últimos dos meses en global no resultaban optimistas para apuntar lo contrario, en general la ralentización del consumo, la bajada de precios y la caída de salarios pueden ser puntas de lanza en este temor. Por otro lado los signos de mejora económica y los datos parciales de mejora de empleo equilibran en cierta medida lo anterior.

En cualquier caso, la preocupación de organismos como el propio FMI deja claro que la amenaza existe, y que con bastante probabilidad el mes de junio comience a reflejar medidas de choque orientadas precisamente en este sentido.

No estaríamos ante un escenario nuevo, estados unidos ya lanzó el impulso del aumento de los salarios mínimos, algo que en Europa no sólo no se ha dado sino que incluso la caída de dichos salarios parece no haber acabado y la política de restricción al gasto sigue su curso.

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