¿Qué significan los coeficientes alfa y beta?

El mundo de las inversiones es muy complejo. A pesar de haber algunos productos de inversión cuyo funcionamiento es sencillo y cuya rentabilidad es casi del todo segura, existen multitud de variantes de un mismo instrumento de inversión que pueden dar lugar a error y a confundir unos con otros.

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A esa complejidad, hay que añadir la volatilidad. Hay muchos factores que pueden influir en la volatilidad como, por ejemplo, el precio del petróleo, situaciones y decisiones políticas, las divisas, las materias primas, la inflación y, por supuesto, organismos como el Banco Central Europeo y la Fed.

Sin embargo, más allá del funcionamiento de los mismos, entender la rentabilidad que han retenido y que se prevé que tengan los fondos en el futuro, es una complejidad añadida. No obstante, existen indicadores que ayudan al futuro inversor a decidir. Uno de los indicadores más utilizados y comunes es la beta. La beta es un indicador que mide el comportamiento de un fondo o de una acción.

La beta mide la variabilidad la rentabilidad de un fondo y la compara con variabilidad de la rentabilidad del índice de referencia.

¿Qué es la beta? ¿Cómo se interpreta?

La beta es un indicador económico que hace referencia a la volatilidad de un fondo. El valor fundamental es 1. Cuando un fondo tiene un beta igual a uno, significa que su volatilidad es similar a la del índice que replica. Si es menor que uno su volatilidad será menor y si la beta es mayor que uno el fondo tendrá mayor volatilidad que el índice al que replica.

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Esto significa que, si hay dos fondos de inversión con diferente beta y el inversor quiere optar por el de menor riesgo, tendrá que elegir el de un beta más bajo. Tras esta afirmación, se pone de manifiesto que la beta no mide un mayor o menor riesgo de un fondo de forma absoluta, sino que lo hace de forma relativa. Esto es así porque compara el fondo con el índice al que hace referencia y, en base a eso, establece un beta mayor o menor.

  • Si la beta es igual a 1, el fondo tiene la misma volatilidad que el índice al que replica. Se mueve en consonancia con el mercado.
  • Si es menor que 1, el fondo es menos volátil que el índice.
  • Si es mayor que 1, cuenta con mayor volatilidad que el índice. Los que tienen una beta mayor que uno se consideran valores con alto riesgo y agresivos, ya que el fondo subirá o bajará en mayor porcentaje que al que lo haga el mercado.

Por ejemplo,  un fondo con una beta de 0,75, significa que es un 25% menos volátil que el mercado. Si el beta es de 1,25%, la volatilidad del fondo respecto al mercado es de un 25% más alta. No obstante, es importante señalar que estos datos se pueden referir a períodos de tiempo diferentes ( 1 mes o 10 años). Cuando mayor sea el tiempo, mayores serán los datos recogidos y más fiables, por lo que la beta será más importante.

 

Gracias a la beta podemos saber el riesgo que asume el gestor y el grado de exposición que tienen hacia el mercado. Los fondos indexados, por ejemplo, replican el mercado casi igual, por lo que su beta es siempre cercano a 1. Aunque una beta más alta pueda parecer algo malo o negativo, no es así. Simplemente significa que el fondo asume un riesgo mayor o menor que le índice de referencia.

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Por este motivo, antes de elegir un vehículo de inversión, es aconsejable tener en cuenta otros muchos indicadores que sí pueden ofrecer una idea más real y en comparación absoluta del riesgo de un fondo de inversión (además de la opinión de un experto).

¿Qué es el alpha? ¿Cómo se interpreta?

Como se adelantaba anteriormente, la beta no es el único indicador que se debe tener en cuenta ante la elección de un fondo. Otro de los más comunes y sencillos es el indicador alpha. En términos no financieros, el alpha determinará cómo de bien lo ha hecho el gestor. Es decir, si el fondo ha tenido un crecimiento muy bueno, el alpha será alto, y viceversa. Esto significa que, además de la rentabilidad que aporta el propio mercado, el gestor puede aportar un valor añadido.

El alpha indica la rentabilidad extra que puede ofrecer el gestor, independientemente del índice.

En el caso de los ETFs, el valor del alpha es cero y el de beta es igual a 1. Replica la evolución de un índice concreto y no existe una gestión activa, ya que se puede comprar y vender a lo largo de la sesión bursátil, como con las acciones.  Un alpha mayor que cero significa que el índice ha obtenido un rendimiento mayor que el del índice. Sin embargo, el gestor también puede hacerlo mal. En este caso, el alpha tendrá un valor negativo, lo que significa que el fondo ha obtenido una rentabilidad peor a la del índice al que hace referencia.

Lo mejor para el inversor

Los datos de alpha y beta siempre son históricos. Por tanto, cuanto más tiempo lleve el fondo operativo y más tiempo lleve el gestor, se traducirá en una mayor precisión a la hora de valorar el riesgo de un fondo. Los datos de alpha y beta no son estáticos, van cambiando conforme pasa el tiempo.

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El inversor siempre busca un alpha positivo y cuanto más alto mejor. Esto significa que el gestor tiene altas probabilidades de ofrecer al inversor una rentabilidad mayor que la del propio índice al que replica. Sin embargo, a la hora de tener el cuenta la beta, es importante señalar que la situación del mercado será la que determine si se prefiere un beta más o menos alto. Por ejemplo, si hay buenas expectativas en cuanto al mercado, un beta más alto supondrá que el fondo obtendrá una mayor rentabilidad. En cambio, si no se esperan buenas expectativas del mercado, un beta más alto haría perder más al inversor, por lo que en ese caso lo ideal sería un beta más bajo.

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